Hipertensión
endocraneana. Aumento de la tensión en el interior de la cavidad craneal,
en general consecutiva a la presencia de una masa expansiva intracraneana.
Hipertensión portal. Aumento de la presión sanguínea venosa
en el trayecto de la vena porta. Atendiendo a la localización del obstáculo,
puede ser: subhepática (trombosis portal), intrahepática (cirrosis hepática) o
suprahepática (síndrome de Budd-Chiari). Hipertensión
pulmonar. Aumento de la presión sanguínea venosa en el trayecto de la arteria
pulmonar; puede ser de causa desconocida (idiopática) o secundaria a
cardiopatías (estenosis mitral), neumopatías o arterio-patías. Hipertensión
venosa. Aumento de la presión sanguínea en el interior de las venas,
debida a insuficiencia del ventrículo derecho o a obstrucciones de los grandes
troncos venosos.
La hipertensión arterial es una entidad patológica
caracterizada por un aumento de la tensión arterial diastólica o mínima por
encima de los 90 mm de Hg, determinada en posición clinostática y después de
10 minutos de reposo. Paralelamente, suele existir un aumento de la presión
arterial sistólica o máxima.
Patógenia de la hipertensión. Dentro del concepto de
hipertensión arterial deben desglosarse dos grandes grupos: a) las esenciales
o primarias, de etiología aún desconocida, y b) las secundarías
a una causa conocida. Según se trate de unas u otras, los mecanismos
fisiopatogénicos incriminados son distintos. La primera entidad se considera
expresión de una suma de factores: hereditarios, cardiovasculares (aumento de
la reactividad vascular, etc.), renales, neurogénicos y otros (edad, tipo de
alimentación, condiciones de vida, etc.); no obstante, el mecanismo de acción
de los mismos es oscuro.
Los mecanismos patogénicos son mejor conocidos cuando se
trata de hipertensiones secundarias. Asi, las dé causa renal se deben
especialmente a un trastorno en el sistema enzimático renina-angiotensina, con
intervención de una hormona mineralcorticoide (la aldosterona); este mecanismo
tendría su punto de partida en la disminución del flujo plasmático renal,
hecho frecuente en la patología de este órgano; las alteraciones en la metabolización
de sustancias preseras, en la excreción de sodio, etc., contribuirían también
en mayor o menor grado.
Las hipertensiones endocrinas se deben sobre todo a
la acción de hormonas corticales o medulares de la glándula suprarrenal.
Hipertensiones secundarías. Los procesos patológicos
que pueden cursar con hipertensión acostumbran clasificarse en los siguientes
apartados: enfermedades nefrourológicas (glomerulonefritis, nefritis intersticiales
y pielonefritis, nefrosclerosis, hidronefrosis, alteraciones en el desarrollo
del riñon, etc.), enfermedades endocrinas (síndrome de Cushing, síndrome de
Comí y feocromocitoma) y enfermedades de causa mecánica, con aumento de la
presión sistólica o máxima por una elasticidad aórtica disminuida.
Deben además citarse las que cursan con aumento de la
tensión sistólica por aumento en el volumen sanguíneo de expulsión (volumen
sistólico), entre las que destacan las fístulas arteriovenosas, la enfermedad
ósea de Paget, el hipertiroidismo, la policitemia vera, etc. Las
características clínicas de estas entidades serán variables según su patogenia
y etiología.
Hipertensión arterial
esencial. Se distinguen dos tipos, uno benigno y otro maligno, según sean
su evolución, grado de afectación visceral y tipo de lesión histopatológica.
La hipertensión benigna se presenta sobre todo en personas de edad, en su mayoría
del sexo femenino, de constitución pícnica y hábito pletórico; causan poca
repercusión sobre el funcionalismo renal, cerebral o cardiovascular y son de
relativo buen pronostico; en este caso la afectación de la retina es escasa.
La hipertensión maligna afecta sobre todo a los varones en
una edad mas temprana (30 – 45 años y la máxima incidencia recae en pacientes
de constitución débil y aspecto pálido, la repercusión visceral es grande, así
como el grado de retinopatía; su pronostico
es grave. Las hipertensiones de larga duración son causa de arterosclerosis
que a su vez agravan la enfermedad hipertensiva.
Las medidas terapéuticas variaran atendiendo a la afección causal
cuya resolución puede ser médica o quirúrgica. Como norma general se prescribirán
medidas higiénicas y se administraran medicamentos hipotensores.