Debemos la primera descripción detallada de la apendicitis a
Melier (1827). La revisión efectuada por Reginaid H. Fitz de los conceptos
tiflitis, paratiflitis y peritiflitis (1865) constituye la primera aportación
seria para el conocimiento científico de la apendicitis. Este proceso,
sumamente frecuente, era englobado por los clínicos en los conceptos revisados
por Fitz y en otros de vaguedad semejante.
En la población total 1 de cada 7 personas es afectado de
apendicitis en el curso de su vida. La apendicitis aguda puede presentarse en
cualquier edad, pero sobre todo aparece entre los 10 y 25 años.
El dolor es el signo primero y más característico de la apendicitis aguda; suele iniciarse
en la región peri umbilical (dolor referido), para localizarse posteriormente
en la fosa ilíaca derecha (dolor visceral genuino). La palpación superficial
puede demostrar la existencia de un área de hiperalgesia en la fosa ilíaca
derecha, y la palpación profunda un punto selectivo muy doloroso en esta
misma región.
La aparición de vómitos, fiebre y rigidez muscular en la
fosa ilíaca derecha completa el cuadro clínico de apendicitis aguda. Los
análisis clínicos señalan la existencia de leucocitosis y desviación a la
izquierda de la fórmula leucocitaria. Los datos clínicos descritos definen el
cuadro típico de apendicitis aguda, pero existen otros tipos de presentación
determinados principalmente por la posición del apéndice y por la edad del
enfermo.
La evolución de una apendicitis aguda progresiva no tratada
provoca una peritonitis generalizada, debido a la perforación del apéndice, si se supera esta fase se forma un
absceso en la fosa ilíaca derecha (plastrón), que clínicamente se manifiesta
por la aparición de una masa dolorosa en esta región.
En la actualidad no se acepta que la apendicitis crónica constituya una entidad nosológica. Tanto los
anatomopatólogos como los clínicos coinciden en que no existe ningún signo que
pueda ser atribuido a un apéndice fibrosado o involucionado.
El tratamiento de
elección de la apendicitis aguda es siempre quirúrgico; la extirpación del
apéndice debe llevarse a cabo dentro de
las 12 horas de iniciado el ataque.