Los brotes de enfermedad causada por el virus del Ebola
(EVE) tienen una tasa de mortalidad que puede llegar hasta el 89%.
Los brotes del Ebola se originan principalmente en aldeas y
poblados remotos del África occidental y central, al lado de la selva tropical.
El virus se trasmite a los humanos por animales salvajes y
se generaliza en la población humana transmitido de persona a persona.
Se cree que los huéspedes del virus son los murciélagos
frugívoros pertenecientes a la familia Pteropodidae.
No existe ningún tratamiento específico ni vacuna para los humanos
ni los animales.
El virus del Ebola causa en la persona la EVE , cuya tasa de mortalidad
puede llegar a más del 80%.
El virus fue detectado por primera vez en 1976 en dos brotes
simultáneos acaecidos en Nzara en Sudán, y en Yambuku, en la República Democrática
del Congo. Da nombre al virus el rio Ebola situado cerca de la aldea donde se
produjo el segundo brote.
Transmisión
El virus del Ebola se implanta en los seres humanos por
contacto directo con órganos, sangre, secreciones u otros materiales o liquidos
corporales de los animales infectados. En África están documentados casos de
infección causados por manipulación de animales como chimpancés, monos, murciélagos
frugívoros, puercoespín y antílopes infectados que se habían hallado en la
selva muertos o enfermos.
Consecutivamente, el virus se propaga en la colectividad por
la transmisión de persona a persona, por el contacto directo (mediante las
membranas mucosas), con órganos, secreciones, sangre, u otros líquidos de humanos
infectados, o también por el contacto indirecto con materias contaminadas por estos
líquidos.
Las inhumaciones en las que los integrantes tienen contacto
directo con el cadáver, pueden ser también causa de la transmisión. Los hombres
pueden transmitir el virus por el semen incluso siete semanas posteriores a la
recuperación clínica.
Las infecciones del personal sanitario que han tratado a
pacientes con Ebola, ha sido usual cuando ha habido contacto directo con el
enfermo y no se han observado rigurosamente las cautelas para el control de la
infección.
Síntomas y signos
El Ebola es una enfermedad vírica aguda grave que se caracteriza
por la aparición brusca de fiebre, dolores musculares y debilidad intensa, agudos
dolores de cabeza y de garganta, que va seguido de diarrea, vómitos, erupciones
cutáneas, disfunción hepática y renal y, algunas veces, hemorragias internas y
externas.
Los pacientes son contagiosos de la infección mientras tanto
el virus tenga presencia en la sangre y las secreciones.
El periodo de incubación en el correspondiente intervalo que
va desde la infección hasta la aparición de los síntomas puede oscilar entre los
dos y veintiún días.
Diagnóstico
Antes de implantar un diagnóstico del Ebola se tiene que
descartar cualquier otra enfermedad como: el paludismo, el cólera, la fiebre
tifoidea, la leptospirosis, la shigelosis, la peste, las rickettsiosis, la meningitis, la
hepatitis, la fiebre recurrente, y otras fiebres hemorrágicas víricas.
Las infecciones causadas por el virus del Ebola solo pueden
diagnosticarse concluyentemente mediante las distintas pruebas de laboratorio, como
son:
Prueba de inmuno adsorción enzimática (ELISA).
Prueba de seroneutralización.
Aislamiento del virus mediante cultivo celular.
Pruebas de detección de antígenos.
Reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa
inversa (RT-PCR);
Las muestras de los pacientes infectados por el Ebola, son
de un enorme peligro biológico, y las pruebas deben realizarse en condiciones
de máximo freno biológico.
Prevención y tratamiento
No existe vacuna contra el Ebola. Se están ensayando varias,
pero aún ninguna está disponible para su uso clínico en pacientes.
Los procesos graves requieren cuidados intensivos. Los pacientes
suelen padecer deshidratación y necesitan rehidratación por vía oral o
intravenosa con soluciones rehidratantes que contengan electrólitos.
Tampoco hay ningún tipo de tratamiento específico, aunque se
están probando nuevos tratamientos farmacológicos.
Habitat natural del virus.
Se razona que los murciélagos frugívoros, particularmente Epomops
franqueti Hypsignathus monstrosus, y Myonycteris torquata, son potencialmente
los huéspedes originarios del virus del Ebola en África. Por ello, la
distribución geográfica de dichos murciélagos puede coincidir con la aparición
del Ebola.
Prevención
Disminución del riesgo de infección humana por el virus del
Ébola.
A falta de de una vacuna humana y un tratamiento eficaz, tomar
conciencia en relación con los factores de riesgo de la infección y sobre las
medidas preventivas que las personas deben tomar, es la única forma de limitar
el número de infecciones, contagios y muertes humanas.
Control de la infección de pacientes en los centros de
atención médica.
La transmisión del virus de persona a persona está asociada
principalmente al contacto directo o bien indirecto con sangre o líquidos
corporales. Se ha informado de casos de transmisión al personal sanitario en casos
en las que no se habían adoptado las medidas necesarias de control de la infección.
Los trabajadores de la sanidad que atiendan a pacientes con
infección supuesta o confirmada por el virus del Ebola, aplicaran, además de
las precauciones ordinarias, prevenciones de control para evitar cualquier
exposición a líquidos corporales o sangre del paciente.